Infoxicación

Jorge Luis Borges imaginó la Biblioteca de Babel, donde se almacenaban todos los libros existentes en un laberinto interminable de galerías. Hoy, en la era digital, cada año se genera más información que la existente desde que comenzó a escribirse la historia de la humanidad.  

Infoxicación, en su significado más ortodoxo, es entendido como sobresaturación de informaciónSin embargo, para mí tiene otra acepción: desinformación indigerible y confusa. ¿Por qué? Porque mucha de esta información es redundante, parcial, desactualizada, falsa, irrelevante…

En el blog de hoy voy a tratar el problema anexo a la infoxicación desde el punto de vista exclusivo de la información relativa a los puntos de interés (POI’s). Ya sabéis que un POI es un conjunto de datos comerciales que identifican un negocio, un parque, un monumento…en definitiva cualquier punto de interés para cualquier usuario con un nombre, una dirección y unas coordenadas XY en el formato más básico. Los gadgets más típicos donde se alojan los POIs serían los navegadores y las aplicaciones móviles basadas en LBS o Realidad Aumentada.

Todo este tipo de aplicativos suelen incorporar una base datos de puntos de interés (POI’s) en su capa más baja, con el objeto de proporcionar al cliente cierta información relativa, por ejemplo, a restaurantes, gasolineras, farmacias, etc.

Las principales quejas de los usuarios de este tipo de aplicaciones móviles se refieren principalmente a que los datos están desactualizados y a que ‘no están todos los que deberían estar’. Es típico encontrarte un restaurante que cerró hace años o una tienda de depilación en lugar de una peluquería. También es típico que lo busques en el sitio erróneo o que la numeración de la calle  ‘sólo llega hasta el 98 y esto me dice que está en el 172!’.

El verdadero problema de fondo es quehemos pasado a considerar los datos como el último eslabón de la cadena de valor de un producto o servicio. Pensamos que tienen que ser gratis, porque hay más oferta que demanda y porque en la red todo o casi todo es gratis (y si no lo “convertimos” en gratis). Y mientras invertimos mucho dinero en software y en publicidad para ubicar nuestra aplicación en el top ten del AppStore, nos olvidamos de que la aplicación funciona sólo si ponemos el combustible adecuado. Y ahí está, desde mi punto de vista, el gran error: no invertir lo suficiente en datos de calidad, coger lo primero que se encuentra, a veces regalado.

Vivimos conectados permanentemente. El marketing viral es ahora mismo clave. Cualquiera de nosotros, antes de comprar algo, nos dejamos caer por los foros y blogs ‘a ver que dicen los otros’, revisamos las evaluaciones y comparativas en páginas especializadas, preguntamos a nuestros amigos en las redes sociales. Y esas opiniones condicionan claramente nuestras opciones de compra y en muchas ocasiones el éxito de un producto u otro.

El catalizador más eficaz es disponer de los mejores datos posibles. Claro, el problema de los datos de calidad es, por un lado, que no siempre son baratos, y por otro, que no siempre se sabe donde adquirirlos. La realidad es que hay mucho dato suelto y pocas empresas especializadas en bases de datos de contenidos o de directorios de empresas. Y al igual que en nuestra vida personal confiamos en las marcas de toda la vida, en el segmento que nos ocupa deberíamos hacer lo mismo, ya que al final las que más invierten para producir datos de calidad son las que llevan a cabo procesos de tratamiento de datos que hacen que esos paquetes de datos sean diferenciales: actualizar, deduplicar, normalizar, enriquecer con contenidos transversales, etc.  Y esos procesos hacen a los datos fiables. Es el punto que marca la diferencia entre bueno y notable, el camino hacia la excelencia. Los mejores datos proporcionan un enorme valor diferencial: fidelizan a tu cliente. El producto o servicio que genere satisfacción es el que triunfará y esa satisfacción viene dada por el conjunto en sí mismo. Y no es fácil lograrlo, pocos lo consiguen. Sin embargo, es muy sencillo quedarte orillado por escatimar la inversión en una base de datos de calidad.

Al igual que Funes el Memorioso, Internet es incapaz de olvidar. Como el personaje de Borges, si no eres capaz de discernir lo importante de lo superfluo corres el riesgo de quedar a la deriva, junto con otros miles, en el mar de Sargazos de la red, incapaz de avanzar porque por unos datos de saldo, los usuarios encontraron que no servían a sus intereses.

N del A: La biblioteca de BabelFunes el memorioso pertenecen a la colección de cuentos  Ficciones, publicada originalmente en 1944.